miércoles, 11 de enero de 2012
Por qué los bancos de Estados Unidos necesitan cambiar de modelo de negocio
Muchos bancos
estadounidenses experimentaron una considerable mejoría en sus resultados del
tercer trimestre del año anterior. El segundo trimestre también cerró sus
ejercicios bancarios con resultados notables. En ambos periodos se batieron la mayoría de las previsiones del mercado y
es precisamente por eso por lo que los inversores no terminan de comprender por
qué las acciones de los grandes bancos disminuyeron en más de un 20% desde el
inicio del tercer trimestre hasta el punto de que ahora cuatro de cada cinco
bancos operan por debajo del valor contable.
Muchos analistas culpan de todo
ello a la deuda soberana de la Europa de la crisis y a los temores de una nueva
recesión. Sin embargo, hay otros tres factores que también han influido en el
asunto: la exigencia de nuevas aportaciones de capital impuesta por Basilea III, el impacto de las nuevas regulaciones
bancarias en EEUU como consecuencia de la crisis financiera -la ley Dodd-Frank-,
y la anulación de la deuda a miles de consumidores. Estos tres factores son los
que realmente socavan el modelo de negocio tradicional bancario.
Desde el punto de vista del
mercado, las perspectivas son tan alarmantes que no será suficiente con realizar
pequeños ajustes, reorientar la inversión o reducir costes limando un poquito
de aquí y otro de allá. Asegura la consultora McKinsey en su web que si los
bancos mantienen el actual modelo de negocio, el ROE (return
on equity) se reduciría a un 7% para el año 2015, desde su actual nivel de
11%.
De las tres amenazas, la más
importante proviene de las exigencias de Basilea III, propuestas por el Comité
de Basilea de Supervisión Bancaria. Sin atenuar los hechos, se podría reducir
el ROE de algunos bancos hasta en cinco puntos porcentuales. Aunque los
detalles aún están siendo concretados, se estima que el sistema bancario de
EE.UU. necesitará una nueva aportación de capital estimada en unos 500.000 millones
de dólares. Naturalmente que no hay que restar importancia ni a la condonación
de la deuda a los consumidores ni a las nuevas regulaciones bancarias. Los
cambios que tendrán que efectuar los bancos para adaptarse a las nuevas normas
los obligará, según McKinsey, a reinventar cuatro de sus principales negocios:
la banca minorista de sucursales, los pagos, las hipotecas y las operaciones de
renta fija.
Hasta que los inversores no
tengan evidencia de una transformación en el negocio de tarjetas,
hipotecas y en las operaciones de venta libre van a seguir sin tener confianza en la capacidad de los bancos para
obtener tasas de rentabilidad atractiva.
Los bancos por lo tanto, deben exprimir al máximo el rendimiento de cada dólar de capital, algo
que en gran medida han dejado de hacer durante la década pasada, cuando el
apalancamiento era posible. Estarán sujetos a la presión en aumento, de los
inversores que quieren saber cómo se
utiliza el capital, con que
eficacia lo utilizan y como los
sistemas de compensación apoyan los
nuevos objetivos. Los bancos que históricamente habían orientado sus
ganancias a la cuenta de resultados ahora deben
vincularlas al uso del capital ajustado al riesgo.
La consultora estadounidense considera que para
rehacer los cuatro negocios clave de banca, la industria tendría que aumentar
el ROE general de cinco a seis puntos porcentuales. En este nivel, los bancos estarían logrando un ROE del 12% al 13%, bastante por encima de su costo de
capital y en línea con sus 50 años de promedio. Sin embargo, las valoraciones
no mejorarán hasta que los inversores adquieran
una comprensión clara de los planes de los bancos para aceptar el nuevo
modelo de negocio implícito en esta transformación, dice el artículo de McKinsey.
Twittear |