miércoles, 25 de enero de 2012
La pregunta de Obama a Jobs “¿Por qué el iPhone no se fabrica en Estados Unidos?”
Cuando, en el mes de febrero del
año pasado, el presidente estadounidense, Barack Obama, acudió a una cena con
los más destacados cerebros de Silicon Valley (California), iba dispuesto a
responder a un gran número de preguntas que se suponía le iban a hacer a él, ya
que con anterioridad se les había pedido a los comensales que preparasen cada
uno una pregunta para el presidente. Sin embargo, este se anticipó y fue él
quien lanzó una envenenada pregunta a Steve Jobs en plena intervención
discursiva de este último: ¿Qué es lo que hay que hacer para que los iPhone se
vuelvan a fabricar en Estados Unidos?, le espetó el presidente. El hábil Jobs,
fue muy sincero: “Esos puestos de trabajo no van a regresar”, respondió.
El periódico neoyorkino aporta
datos y testimonios directos que justifican, desde el punto de vista de la
compañía, la decisión de Apple de llevar al extranjero muchas de sus
principales actividades. Y, entre otras muchas cosas, señala el diario que
Obama y otros responsables gubernamentales, así como otros políticos y
economistas están algo más que cabreados con Apple y otras empresas
tecnológicas. Se les recrimina que no estén preocupadas por la creación de
empleo a pesar de sus cuantiosos beneficios.
Precisamente, este pasado martes,
24, la compañía ha hecho públicos sus resultados del trimestre fiscal que han
sido espectaculares superando, incluso las previsiones más optimistas y con un
volumen de ventas mucho mayor de lo esperado que llegó a los 46.300 millones de
dólares cuando los analistas más avezados habían avanzado una cifra cercana a
los 39.000 millones. Una nota de la compañía señala que nunca se habían vendido
tantos iPhones, iPad y Mac.
En la actualidad, según NYT, la compañía
de la manzana ocupa a 43.000 personas en EEUU y a 20.000 en el extranjero; nada
que ver con los más de 400.000 que empleaba General Motors en los buenos
tiempos. A Apple no le hacen falta más porque trabaja con unas cuantas
compañías, en régimen de subcontratación, que emplean a unos cuantos miles de
trabajadores, casi todas ellas en el extranjero. "Apple es un ejemplo de
por qué es tan duro crear empleos para
la clase media en los EE.UU.", dice Jared Bernstein, que hasta el año
pasado fue un asesor económico de la Casa Blanca. "Si esto es lo que
ocurre en la cúspide del capitalismo hay motivos para estar preocupados.",
matiza.
“Hubo un tiempo en que las
empresas sentían la obligación de apoyar a los trabajadores estadounidenses
incluso cuando las perspectivas no eran buenas”, señala Betsey Stevenson,
economista jefe del Ministerio de Trabajo hasta el pasado septiembre. “Ese sentimiento
ha desaparecido, los beneficios y la eficiencia han vencido a la generosidad”,
añade.
Por su parte, las empresas
argumentan que para prosperar necesitan recurrir a la deslocalización para poder
generar beneficios suficientes que permitan mantener el coste de la innovación.
Hacer lo contrario es arriesgarse a
perder aún más empleos de trabajadores
estadounidenses, dicen.
En Apple dicen que la compañía ha beneficiado a la economía del país mediante
la potenciación de los emprendedores y la creación de puestos de trabajo en
empresas como las distribuidoras de productos de Apple. Y, aseguran que evitar
el desempleo no es asunto suyo."Vendemos
iPhones en más de un centenar de países", afirma un alto ejecutivo de
Apple. "No tenemos la obligación de resolver los problemas de Estados
Unidos. Nuestro único objetivo es hacer el mejor producto posible’’.
En 2007, cuando apenas faltaban dos meses para que el
iPhone estuviese en las tiendas, Jobs llamó a un pequeño grupo de ejecutivos
para enseñarles los múltiples arañazos y rasguños que tenia la pantalla de su
prototipo. A continuación, sacó las llaves de sus vaqueros. “La gente llevará a
este teléfono en el bolsillo y la genta también tienen sus llaves en el
bolsillo, no voy a vender un producto que se raya", dijo con enfado. "Quiero
una pantalla de cristal, y quiero que sea
perfecta en seis semanas", añadió. Un ejecutivo presente en esa
reunión reservó inmediatamente un vuelo a Shenzhen, en China.
La mayoría de las respuestas a la
fabricación de los iPhone se encuentran fuera de EE.UU. Aunque los componentes
de todos ellos difieren en las diferentes versiones, se estima que el 90 por
ciento se fabrican fuera. Los semiconductores avanzados han venido de Alemania
y Taiwán, la memoria de Corea y Japón, los paneles de visualización y trazado
de circuitos de Corea y Taiwán, los chips de Europa y los metales proceden de
África y Asia. Y todo ello se ensambla
en China.
En 2004 Apple ya fabricaba gran
parte de su producción en el extranjero.
Quien tomo esa decisión fu su experto en operaciones y hoy CEO de la compañía,
Thimoty D. Cook que sustituyó a Steve Jobs, seis semanas antes de su fallecimiento, al frente de Apple. La mayoría
de compañías americanas de electrónica
se han establecido en el extranjero y Apple que abrió la veda piensa que debería
aprovechar todas las ventajas. Para Cook la opción de Asia se reducía a dos puntos.
“En Asia las fábricas se pueden ampliar y reducir más rápidamente y las cadenas
de suministro asiáticas han superado a las de EEUU y no podemos competir”. El
impacto de tales ventajas se hizo evidente enseguida.
El artículo expone una larga
serie de razones que hacen aconsejable
fabricar los productos de Apple en el extranjero y añade que es difícil estimar
cuánto más costaría la construcción de iPhones en Estados Unidos. Sin embargo,
varios expertos y analistas consideran pagar con salarios americanos supondría
encarecer cada iPhone en 65 dólares pero que el beneficio de la compañía seguiría
siendo muy saludable ya que el margen
por teléfono es de varios cientos de dólares.
Los ejecutivos de Apple creen que
simplemente no hay suficientes trabajadores estadounidenses con las necesidades
de cualificación que tiene la empresa o
fábricas con la suficiente velocidad y flexibilidad. Otras empresas que
colaboran con Apple, como Corning, también dicen que hay que fabricar en el
extranjero.
Apple se encuentra entre los
mejores valores de la bolsa y el aumento
del precio de sus acciones ha beneficiado a millones de inversores individuales
y a muchos planes de pensiones, así como a los trabajadores de Apple. El pasado
año fiscal, además de sus salarios, los empleados de Apple y los directores
recibieron acciones por valor de 2.000 millones de dólares y opciones con un valor
añadido de 1.400 millones.
Lo que no se sabe es si EEUU será
capaz de aprovechar las innovaciones del mañana para generar empleo. En la
última década, los avances tecnológicos en energía solar y eólica, la
fabricación de semiconductores y tecnologías de visualización, han creado miles de puestos de trabajo. Pero
mientras que muchos de esos sectores se iniciaron en Estados Unidos, gran parte
del empleo se ha producido en el extranjero. Muchas empresas han cerrado sus
instalaciones principales en los Estados Unidos para volver a abrirlas en China.
Antes de que Obama y Jobs se despidieran,
el ejecutivo de Apple sacó el iPhone de su bolsillo para mostrarle una nueva
aplicación -un juego de conducción- con gráficos increíblemente detallados. El
dispositivo refleja el suave resplandor de las luces de la habitación. Los
otros ejecutivos buscaban, entre empujones, echar un vistazo por encima del
hombro. El juego, todos estuvieron de acuerdo, era magnífico. No había ni
siquiera un rasguño pequeño en la pantalla, finaliza el extenso reportaje deNYT.
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