sábado, 3 de diciembre de 2011

Lamentos y confesiones de un banquero estadounidense


Si se quiere entender por qué el movimiento Occupy Wall Street -el equivalente al movimiento 15- M de España-, ha concitado la simpatía de muchos es, entre otras cosas, porque banqueros como James Theckston reconocen plenamente que fue su actuación y la de otros directivos de la gran banca lo que propició el espectacular desbarajuste de la vivienda en EE.UU.  Su forma de gestionar  las hipotecas ‘subprime’ fue una de las causas principales de la actual crisis que azota a americanos y europeos, según recoge The New York Times en un artículo de Nicholas D. Kristof.

En su alocada carrera prestamista para la adquisición de vivienda, Theckston, vicepresidente del Chase Home Finance de Florida, y su equipo llegaron a entregar solo en 2007, hasta 2.000 millones de dólares  sin apenas documentar los créditos. A cualquiera que pasase por la calle y se ajustase al perfil que exigía el formulario para obtener un préstamo-vivienda se le concedía sin prestar atención a los activos que tuviese o los ingresos que percibía. Es cierto que los prestatarios también adoptaron decisiones disparatadas empeñándose por encima de sus recursos pero, según Theckston, fueron más culpables los banqueros que actuaban obedeciendo órdenes de los de arriba, que se lavaban las manos en cuanto conseguían colocar las hipotecas en manos de otros inversores.

Los peces gordos de las grandes corporaciones lo sabían pero, conocedores de que iban  a ganar miles de millones, ¿a quién le importaba? En el peor de los casos el Gobierno les rescataría de venir mal dadas y, por otro lado, quién sabe si el problema de los préstamos de alto riesgo no se iría al extranjero.

Theckston, el ‘gerente de ventas del año’, que tiene una estantería llena de premios que ganó en  el Chase, reconoce que en infinidad de ocasiones concedían préstamos-vivienda a afroamericanos y latinos, que apenas sabían expresarse en inglés y con poca o nula experiencia en la tramitación de un préstamo bancario. Precisamente era a esta gente a quienes cargaban con intereses más altos: un camino directo hacia la pérdida de la vivienda.

En 2008, cuando el mercado colapsó, el vicepresidente del Chase perdió su trabajo, pero piensa que es sumamente injusto que mientras los bancos con problemas fueron rescatados, no sucedió lo mismo con los propietarios de viviendas de los que nadie se acordó y perdieron sus casas. En un 28 % de las hipotecas estadounidenses es más lo que se debe que el valor de las casas hipotecadas y esa cifra va en aumento, lo que está  ahogando la economía e impidiendo la recuperación de los bienes raíces y que un sector tan importante como la construcción se recupere.

La revista Bloomberg Markets, que recientemente demandó a la Reserva Federal obligándole a cumplir con la Ley de Información, ha vuelto a las andadas detrás de la FED y comprobó en los libros que la propia FED tiene depositados en un juzgado que la cantidad  que la Reserva Federal destinó al salvamento de los grandes bancos en crisis ascendió a 7,8 billones de dólares, unos 25.000 dólares por ciudadano.

Sin embargo, lo que sí  es escandaloso es la injusticia  que rodea a los procesos de embargo por impago, según el artículo. El Gobierno Federal rescató a los grandes bancos y con elló benefició a sus altos ejecutivos y accionistas. Sin embargo, ignoró a muchos propietarios de viviendas que se han quedado en la calle. Hasta ahora ninguna decisión judicial ha tomado en consideración la situación de estos ciudadanos. Solo en el año pasado, los bancos desahuciaron un millón de hogares.

Esta parece ser más que suficiente razón para que movimientos como el 15-M, Occupy Wall Street y similares gocen de las simpatías de millones de ciudadanos en todo el mundo. Cuando los gobiernos se preocupan más de ayudar a los banqueros que a los propietarios de una vivienda, no es solo una mala forma de hacer economía, es también una equivocación, asegura el artículo de NYT.

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