jueves, 21 de julio de 2011
La salida de Murdoch y el 'corporate governance' de News Corp, según FT
El escándalo en torno al empresario Rupert Murdoch y las escuchas telefónicas realizadas por algunos de sus medios de comunicación sigue siendo objeto de debate en los grandes medios internacionales.
En la línea del análisis realizado ayer en The ViewPoint Room, el columnista de Financial Times, John Gapper, dedica un artículo sobre la mejor fórmula de Murdoch para salir del Grupo de una manera ordenada.
Gapper señala en 'The best way for Murdoch to leave' que la crisis que está enfrentado en el magnate australiano, uno de los grandes emprendedores del siglo XX y XXI, debería convertirse en una oportunidad para hacer una reforma en profundidad del gobierno corporativo, dominado todavía en exceso por la impronta personalista de Murdoch.
En este sentido, recomienda básicamente dos movimientos:
1) Incorporar un 'chairman' profesional e independiente, que actúe de bisagra entre los intereses de Murdoch y determinados accionistas descontentos con su gestión, y que reforme los códigos de gobernanza del Grupo para situarlos en un perfil más profesional y menos personalista y familiar.
2) Que prepara el terreno para su propia sucesión como CEO, para en un plazo de dos años situar en esa posición a Chase Carey, su actual 'chief operating officer'.
Frente a esta propuesta, parece que los tiros en el entorno de Murdoch van por otro lado: el empresario sería Executive Chairman y Carey ascendería a la posición de CEO. Para Gapper, esta fórmula sería más de lo mismo y un cambio cosmético.
En la línea del análisis realizado ayer en The ViewPoint Room, el columnista de Financial Times, John Gapper, dedica un artículo sobre la mejor fórmula de Murdoch para salir del Grupo de una manera ordenada.
Gapper señala en 'The best way for Murdoch to leave' que la crisis que está enfrentado en el magnate australiano, uno de los grandes emprendedores del siglo XX y XXI, debería convertirse en una oportunidad para hacer una reforma en profundidad del gobierno corporativo, dominado todavía en exceso por la impronta personalista de Murdoch.
En este sentido, recomienda básicamente dos movimientos:
1) Incorporar un 'chairman' profesional e independiente, que actúe de bisagra entre los intereses de Murdoch y determinados accionistas descontentos con su gestión, y que reforme los códigos de gobernanza del Grupo para situarlos en un perfil más profesional y menos personalista y familiar.
2) Que prepara el terreno para su propia sucesión como CEO, para en un plazo de dos años situar en esa posición a Chase Carey, su actual 'chief operating officer'.
Frente a esta propuesta, parece que los tiros en el entorno de Murdoch van por otro lado: el empresario sería Executive Chairman y Carey ascendería a la posición de CEO. Para Gapper, esta fórmula sería más de lo mismo y un cambio cosmético.
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