martes, 18 de enero de 2011
Post: Nueva vuelta de tuerca a las cajas
Post de Pablo Fernández, Socio Consultor de Viewpoint
Hace poco más de un mes, en un artículo titulado “El efecto ‘irish coffee’ y las cajas de ahorro” (Cinco Días), me aventuré a avanzar el complejo escenario al que se enfrentaban las cajas de ahorro tras el plan de rescate de Irlanda, salvo en el caso de que las propias entidades dieran un paso al frente y sus órganos de gestión adoptaran decisiones radicales.
Hace poco más de un mes, en un artículo titulado “El efecto ‘irish coffee’ y las cajas de ahorro” (Cinco Días), me aventuré a avanzar el complejo escenario al que se enfrentaban las cajas de ahorro tras el plan de rescate de Irlanda, salvo en el caso de que las propias entidades dieran un paso al frente y sus órganos de gestión adoptaran decisiones radicales.
A la vista de los pobres resultados y escasos avances experimentados, todo apunta a una nueva vuelta de tuerca para que la reestructuración del sector de cajas despeje definitivamente el panorama del sistema financiera español. Así lo ha apuntado recientemente el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al igual que lo reclamó el líder de la oposición, Mariano Rajoy, durante el Encuentro Financiero Internacional organizado por Caja Madrid, en noviembre pasado.
La disyuntiva del Gobierno y del Banco de España es si hay tiempo para que las cajas avancen por sí solas -como ocurrió en la segunda mitad de 2010, tras la reforma normativa y el impulso integrador desde dentro del sector-, o es hora de que la autoridad monetaria tome cartas en el asunto sin tantos miramientos como hasta ahora. Los defensores de la prudencia del banco central se aferran a que, con esta moderación, se ha evitado la intervención de entidades y un efecto multiplicador en el sector. Mientras, desde otros ámbitos, y en especial desde la banca privada, se pone el acento en que una mayor contundencia es el mejor camino para acabar con la penalización de los inversores internacionales hacia España
La verdad es que no es tarea fácil y, como suele ocurrir en estos escenarios de alta presión de los mercados, con diferentes variables y actores en juego, la fórmula idónea acabará siendo una confluencia de las distintas posiciones y sensibilidades. A nadie se le escapa, en cualquier caso, que ya no estamos en la prórroga sino en la tanda de penaltis. Y la responsabilidad es, primero, de las propias cajas; pero en segundo lugar, sin mayor dilación, del Banco de España y del Gobierno, cada uno en su ámbito de responsabilidad reguladora y legisladora.
Escribí en diciembre en Cinco Días algo que es de rabiosa actualidad a la vista de los acontecimientos: “Ha llegado el momento de adoptar decisiones con determinación y responsabilidad. Un organigrama y una línea de mando claros, junto a la apuesta por la transparencia con el mercado, son las dos primeras condiciones que deben cumplir las nuevas cajas de ahorros. Si algunas cajas piensan que se trata únicamente de cubrir el expediente, el enfoque sería insuficiente, porque para jugar en los mercados internacionales y obtener financiación es imprescindible una profunda transformación, en la que una comunicación proactiva debe ser un elemento diferenciador. Ese es el único camino para garantizar a futuro la viabilidad de las entidades y, en consecuencia, la extraordinaria labor de sus obras sociales”.
La única diferencia respecto a diciembre es que, ahora, el tiempo se ha echado encima y, seguramente, el futuro de las cajas de ahorro ya no solamente va a depender de sus propias decisiones.
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